
Desde La Mariátegui le habíamos adelantado a los compañeros que bancaron la parada en la vigilia en el Congreso. Les dijimos que no tenía mucho sentido bancarse el frío hostil con los androides del Partido Obrero y la FUA, comerse 14 horas de debates que daban ganas aplastarse los huevos con un martillo.
La cosa era facil y nosotros ya teníamos la posta. Podríamos habernos ido a América tempranito a tomar gin tonic y festejar. Lo único que había que hacer era preguntarle al pulpo Paul.