José Carlos Mariátegui

“No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indo-americano. He aquí una misión digna de una generación nueva"

Petitorio: Que la Universidad le retire el título a Luis Alberto Romero

Ante la campaña para eliminar los juicios a los genocidas, por haber sido colaborador del diario "Convicción" del genocida Massera y por desprestigiar la lucha por los Derechos Humanos, por la Verdad, la Memoria y la Justicia:

 

QUE LA UNIVERSIDAD LE RETIRE EL TÍTULO A LUIS ALBERTO ROMERO - FIRMÁ EL PETITORIO

 



Desde que asumiera el nuevo gobierno nacional de restauración conservadora se levantaron voces contra los juicios a los genocidas de la última dictadura cívico-militar, relativizando incluso el accionar del terrorismo de Estado.

Un militante incansable de esta cruzada por la impunidad es Luis Alberto Romero, egresado de FFyL-UBA e hijo de un gran historiador liberal. “Romerito”, como se lo conoce en el ámbito universitario, ejerció durante años un férreo control sobre la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y actualmente sus cómplices, “manzaneras” y discípulos ocupan importantes espacios en la institución.

El 23 de diciembre pasado, en una reunión de la “intelectualidad PRO” con el presidente (donde concurrieron algunos profesores de esta facultad), Romerito salió a pedir que se detengan los juicios a los genocidas. Inmediatamente comenzaron los despidos en el Programa de Verdad y Justicia de la Nación, creado en 2007 con el fin de promover y garantizar el correcto desarrollo de los juicios de lesa humanidad, de investigar los crímenes del terrorismo de Estado y evaluar el riesgo de los testigos. Posteriormente, Romerito salió por Clarín (16/02/2016) a respaldar los dichos del empresario de la cultura Darío Lopérfido negando la existencia de los 30.000 detenidos-desaparecidos y el terrorismo de Estado.

Pero a quienes padecimos a Romerito en la facultad no nos sorprenden estas declaraciones.
Colaborador de Convicción, el diario del proyecto político del genocida Massera, Romerito mostró un perfil “demócrata” conservador con la apertura democrática. Pero cuando su poder en la facultad comenzó a desmoronarse, seguido por la descomposición del gobierno del asesino De la Rúa, entonces fue mostrando su verdadera cara reaccionaria y antidemocrática. Se refirió en términos elogiosos a la dictadura por haber limpiado al marxismo y el revisionismo, dejando despejado el terreno en la carrera para su propio grupo (V Jornadas Interescuelas/departamentos de Historia, Montevideo, 1995). Se opuso a la apertura de cátedras paralelas (un reclamo que se remonta a la Reforma Universitaria de 1918). Se despachó contra la militancia de los organismos de Derechos Humanos y calificó a los juicios contra los genocidas como simple revanchismo que ocultaba los “crímenes de los terroristas”, retomando así la teoría de los dos demonios. Ubicó en esa línea la posición de la UBA de negar el acceso al programa UBA XXII de educación en cárceles para los genocidas presos y condenados, y se mostró solidario con los criminales Ibérico Saint Jean, Suárez Mason, Antonio Vargas, entre otros, a quienes calificó de “víctimas sacrificiales” de “una voluntad deliberada de venganza” y discriminación (La Nación, 25/02/2014 y 24/03/2014). Y en más de una oportunidad sus posiciones merecieron el repudio unánime de la Junta Departamental de la carrera de Historia de la UBA y de la comunidad universitaria, entendiendo que sus declaraciones eran contrarias a los principios sobre los que se reconstruyó la Universidad Pública tras la larga y sangrienta noche de la última dictadura. Los rostros de aquellos compañeros desaparecidos de la Facultad, colocados en el aula 108 gracias a la labor de investigación de la Cátedra Libre de Derechos Humanos, dan testimonio del alto precio que pagó nuestra Facultad en aquellos años y del compromiso con el principio de Memoria, Verdad y Justicia, algo que Romerito desprecia.

Como bien señala Horacio Verbitsky en Página 12 (07/03/2016), Romerito “ejerce su derecho a opinar pero no su deber de investigar”. El Estatuto Universitario, tanto en sus Bases como en algunos artículos, establece que la universidad brinda una formación comprometida con el afianzamiento de las instituciones democráticas, el derecho y la justicia, esperándose que los problemas sociales, políticos e ideológicos sean abordados científicamente, además de una rectitud moral y responsabilidad cívica.

En consecuencia, como creemos que no alcanza con solemnes declaraciones de repudio, solicitamos a la Facultad de Filosofía y Letras que gestione el retiro de los títulos universitarios al señor Luis Alberto Romero.

Sabemos que este sujeto tiene firmes conexiones en espacios de poder de nuestra Facultad, pero entendemos que las autoridades no pueden jugar un rol neutro o meramente declarativo.
Invitamos a todos los que quieran a sumarse a este pedido.


Buenos Aires, 17 de marzo de 2016


La Mariátegui


Representación estudiantil por minoría – Junta Departamental de Historia

Secretaría de Enseñanza y Problemática Estudiantil, CEFyL