José Carlos Mariátegui

“No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indo-americano. He aquí una misión digna de una generación nueva"

12.11.09

Un gran hombre de la Patria: el "Tigre" Gatica.


Hoy, 12 de noviembre, hace 46 años, nos abandonó José María Gattica. Luego de vender muñequitos de diablos en la cancha de Independiente fue a tomarse el 295 para volver a su barrio; estaba rengo y mamado, llevaba en una mano a un perro y en la otra su abrigo: el colectivo estaba lleno y tuvo que ir colgado. Se agarro mal, cayó y el bondi lo paso por arriba. Vivía en un barrio muy pobre. Como el que lo vio llegar cuando muy pibe desde San Luis, para lustrar botas en Constitución.
Gattica no es el ciudadano virtuoso y adusto que muchos gustarían ver en los iconos de nuestra cultura nacional. El Gattica en "la buena" prendía habanos con los famosos billetes de 1000$. Era violento, engañaba a sus esposas. Comía en los comederos callejeros después de bailar el mambo en clubes de ricos. Iba a ver a los lustrabotas y les rompía a patadas los cajones para regalarle plata como para diez cajones. Le compraba todas las flores a las viejas que deambulaban vendiendo para la yerba y las tiraba en el primer barrial que veía. Era generoso. Los diarios que seguían los patrones culturales de la clase media, lo criticaban por atentar contra la honrosa cultura del ahorro y el esfuerzo. Gattica decía "Aire, aire...Cuando tiene Gattica, tienen todos". Era borracho, putañero, soberbio, machista, le gustaba la noche, el tango y las minas. Nadie es perfecto. Pero tenía visión historica y gestos de hombre del pueblo: olfato y sabiduria para reconocer las cosas tangibles y concretas (no hubiese sido un buen militante trosco). Buen sentido del humor y grandeza.
Nunca se metió en política porque siempre fue peronista, desde que nació: se acordaran de aquello de "Dos potencias se saludan. Como ruge la leonera, mi general". Tuvo su chance: fue a EE. UU. a pelear por el titulo mundial ligero. Antes de pelear se paseo por todos los cabarets. Se subió al cuadrilátero fofo y pasado de rosca. Bajo la guardia y puso la cara, de fanfarrón que era nomás. Y le pusieron la mandíbula de sombrero: Ike Williams, un gran campeon mundial, lo volteo de tres piñas. Cuentan que Perón lo mando al carajo y le dio un cachetazo por semejante vergüenza: todo el país estaba prendido a la radio. A los plateístas les gustaba verlo perder y le decían el "Mono" que es decir primitivo, "cabecita negra". La popular más que festejarlo, pegaba con él. A Gattica no le gustaba que le digan mono, mote que se le puso el periodismo “gentleman”, él sabia que era peyorativo: "Monito, las pelotas", decía. Pero el mote se impuso, qué se va a hacer. Aunque se dice que la popular, en realidad, le llamaba "tigre". Arriba del ring peleaba por la parada, metía cara y manos por igual. Era duro y movedizo. Pegaba fuerte: noqueaba y hacia abandonar. Y cuando perdía salía roto y con la nariz afilada. Era guapo y agresivo, peleaba cada dos meses: era un jornalero del ring. A los plateistas del ring-side le molestaba su falta de técnica. Nunca salió campeón de nada pero de 95 peleas, gano 85 (72 por nocaut), 2 empates, 7 perdidas, 1 que no peleo. Un carreron. La Asociación Argentina de Box le prohibió pelear oficialmente por ser el peleador de la dictadura de Perón, y por popular: tenían miedo que sus peleas se transformen en mítines peronistas. Desde fines de 1955 le era ilegal pelear. Igualmente hizo una pelea en un club perdido en Lomas de Zamora, peleó y ganó. La policía lo fue a detener, se subió a las cuerdas del cuadrilátero y grito: A mi se me respeta, carajo! Viva Perón! y se armó un tumulto... A partir de allí tuvo que ir a hacer de jetón en restaurantes para que los comensales se saquen la foto con el monito, a vender diablitos a la cancha del rojo, a pelear 5 rounds en lugares de mala muerte con un boxeador diferente por cada round. Varios empresarios del espectaculo se aprovecharon de su masividad...
Gattica en ese sentido es una metáfora del país: En 1945 subió al ring por primera vez como profesional y noqueo en el 1° round; oscilando el '55 comenzó la pendiente abajo "hasta el hondo bajo fondo donde el barro se subleva".
El periodismo "gentleman" se hizo una panzada cuando lo vió años despues de que abandone el ring. Lo fotografió andrajoso, sucio, con las patas embarradas porque su barrio se habia inundado, estaba tomando mate al pie de su casilla. Era la imagen del "Tigre" derrotado por knock out. No hubo foto cuando se murio: hubo miles y miles caminando, llevando en andas al finado, cantando la marcha y acariciando el ataud barato que contenía al campeon.