José Carlos Mariátegui

“No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indo-americano. He aquí una misión digna de una generación nueva"

1.3.10

Au revoir François Lepot.



Dr. Enrique Oliva
1923-2010


Hay hombres que hacen historia. Hay hombres que luego la escriben. Muy pocos son aquellos que hacen de ambas posibilidades una profesa obligación. Ayer partió rumbo al comando celestial con los grandes del Pueblo y de la Patria, quien fue para nosotros un gran argentino, Enrique Oliva. Luchador incansable, guerrillero revolucionario, académico destacado, periodista censurado. Un hombre que protagonizó la historia argentina y que dejó testimonio escrito de los problemas de su época, no con la común intención autobiográfica o autocomplaciente sino con la firme esperanza de que las juventudes sepan hacer de su legado convicciones templadas en el camino hacia la liberación nacional.
Oliva fue uno de los tantos Uturuncos que subieron al monte tucumano, allá a finales de los años cincuenta, dando vida y conformando la que fuera la primera guerrilla peronista. Junto a Abraham Guillén era considerado uno de los mentores intelectuales de aquella gesta precursora de la lucha popular armada en nuestro país.
Doctorado en Ciencias Políticas, Don Enrique se desempeñó como docente y Secretario General en la Universidad Nacional de Cuyo, fue miembro fundador del Conicet y de la Universidad Nacional de Neuquén, hoy Comahue, de la que también fuera su primer Rector.
Perseguido y detenido junto a otro patriota memorable como John William Cooke, Oliva fue ícono de la Resistencia. Consciente del trabajo cínico y premeditado de quienes tradicionalmente no han cesado la lamentable cruzada por privar al Pueblo de su propiedad sobre la historia nacional de la que siempre es protagonista, dio vida a la Agrupación de la Resistencia Peronista con el objeto de rescatar de la más oscura penumbra a la que muchos querían destinar a aquel loable período de nuestra historia. En esos años funda y dirige el periódico “El grasita”.
En 1956 se exilia en Venezuela, donde establece íntimo contacto con el líder popular depuesto por la Revolución Fusiladora, Juan Domingo Perón. De regreso a la Argentina, en 1960, es encarcelado nuevamente, esta vez por el período de cuatro años.
En 1976 retoma el exilio, esta vez en París, luego de sufrir el secuestro de dos de sus hijos. En la ciudad luz y con el seudónimo de François Lepot se desempeña como corresponsal en Europa del diario Clarín. Años aquellos en los que templa una relación estrecha con otro grande, el historiador de mérito Don José María Rosa. Desde allí relató la Guerra de Malvinas, transformando sin querer a sus artículos en lectura obligada para aquellos que buscan tratar la cuestión bélica. En 1986 fue el primer periodista argentino en pisar el suelo patrio de Malvinas.
Fue miembro de la Academia Nacional de Periodismo.
Entre las obras mas relevantes del maestro Enrique Oliva, caben destacarse “Política y Negocios”, “Política Universitaria”, “La guerra revolucionaria en los Estados Unidos”, “De Ghandi a Goa”, “En el Golfo”, “Malvinas: el colonialismo de las multinacionales”, “Desde Londres”, “El rey de Araucania y Patagonia” y “Vida cotidiana”.
En el trabajo incansable que tenemos por delante los historiadores de bien, el recuerdo de una figura como Don Enrique Oliva no puede ser omitido, más aún cuando se trata de un hombre con las características mencionadas. No tanto por su manifiesta posición sino por lo honroso de su permanente compromiso. Vaya pues entonces el reconocimiento al respetable recuerdo del Dr. Enrique Oliva.