El martes 6 de agosto el abúlico Consejo Directivo se vio convulsionado por la presencia de trabajadores de la línea 60 y de la empresa Coca Cola, militantes de organizaciones indígenas, el qarashé de la comunidad qom Félix Díaz, bachilleratos populares, organizaciones barriales y estudiantes e investigadores de la facultad, portando banderas, wipalas, bombos. Concurrieron en reclamo por un seminario de grado que se ofertaría en este cuatrimestre pero que las autoridades impidieron su dictado aduciendo la jubilación de su titular, pese a que fuera aprobado en tiempo y forma por distintas carreras.
Se trata del seminario que la Cátedra Abierta de Estudios Americanistas oferta hace 12 años a cargo de Juan Rosales. Dicha cátedra vincula la enseñanza de grado en las carreras con el trabajo con organizaciones sociales y gremiales realizando talleres de formación.
El decano Trinchero dio la cara en lugar de la secretaria académica y su sucesora en el sillón decanal, Graciela Morgade (que es en realidad la responsable de este asunto). Señaló que todo era muy simple: la UBA da de baja a los docentes mayores de 65 años y no hay nada que hacer pese a que ellos están en contra, que es la UBA la que impide que se dicte el seminario (o sea: “tengo todas las ganas de designarte pero la legalidad me lo impide”). La ingenuidad y turrez del planteo generó justificadas protestas coléricas del público: lo que la UBA hace es quitar la renta a dichos docentes, pero eso no impide que puedan dictar seminarios en forma ad honorem tal como solicitaba el propio Juan Rosales. Y cada cuatrimestre hay docentes en edad jubilatoria que dictan seminarios sin que el rector veterinario Hallú se oponga a eso. Lo que quedaba claro era que el levantamiento del seminario responde a la tradicional política de persecución que caracteriza al trincherismo y que profundizará el morgadismo aduciendo cuestiones supuestamente reglamentarias.
Trinchero sacó a relucir su chapa de antropólogo con mas de 20 años de trabajo en comunidades indígenas y luego declaró que era una vergüenza que vengan al Consejo con bombos. Esto generó respuestas del público: los trabajadores de la línea 60 señalaron la paradoja de que un peronista (al menos de palabra) se horrorice de un elemento tan caro al peronismo como el bombo, y destacaron que hace tiempo vienen formando a sus compañeros mediante los seminarios y actividades de la Cátedra Americanista, y que no estaban dispuestos a perder ese espacio conquistado por los trabajadores; compañeros indígenas le objetaron al decano el tipo de trabajo institucional y profesional con los pueblos originarios. Otros miembros del público se refirieron a las manifestaciones de burla de los consejeros de profesores y graduados cuando los trabajadores e indígenas del público hablaban, señalando el desprecio de clase que no esperaban encontrar en una facultad supuestamente comprometida con las causas populares.
El trincherismo con su voto mayoritario impidió tratar el tema. Pretendían derivar el asunto a la Comisión de Extensión para dejarlo morir allí, con la idea de que el público no volvería al Consejo. Pero desde el público se señaló que al ser un seminario de grado debería tratarse en la Comisión de Enseñanza del Consejo. Los de la línea 60 pidieron que se les informe el horario para poder concurrir y tratar el asunto en la reunión de delegados con los trabajadores de otras líneas que participan de los talleres y actividades de la Cátedra.
En los pasillos, los funcionarios de segunda línea del oficialismo trataban de convencer al público que la facultad no puede designar a nadie mayor de 65 años y que protestar en el Consejo es “hacerle el juego a la derecha”.
Lo interesante es que de las tantas protestas y reclamos presentados al Consejo Directivo, esta contenía un gran componente que no son los habituales de la facultad, por lo que el diálogo fue mas directo y descarnado, sin la diplomacia cortesana típica del academicismo, poniendo en evidencia las burdas maniobras oficialistas y la carencia de argumentos para sostener o disfrazar algo que simplemente es una decisión política de persecución ideológica. Algo similar ocurrió el 4 de marzo de 2008 cuando una delegación de las familias del asentamiento Barrio Huracán, que fueran desalojadas violentamente para que la Facultad levantara allí el CIDAC, se presentó ante el Consejo a reclamarle a la facultad.
El lunes 12 a las 14 hs se reúne la Comisión de Enseñanza y se llevará allí el reclamo. Invitamos a los que puedan a concurrir.
Los que quieran pueden enviar el siguiente mail a la facultad con copia a la Cátedra: “Apoyo el reclamo para que se dicte este cuatrimestre el seminario de la Cátedra Abierta de Estudios Americanistas a cargo de Juan Rosales” y agregale lo que quieras. Las direcciones son: decanato@filo.uba.ar, secretariaacademica@filo.uba.ar, catedraamericanista@gmail.com
¡¡¡BASTA DE PERSECUSIÓN EN FILOSOFÍA Y LETRAS!!! ¡¡¡FUERA MORGADE!!!
